CARTEIA

En el término municipal de San Roque, en el interior de la bahía de Algeciras, ocupando un emplazamiento perfecto desde el punto de vista estratégico en relación a las rutas comerciales que se aventuraban desde el humanizado mar Mediterráneo al desconocido mar Exterior, en una ensenada que permitía el amparo de una flota; se encuentran los restos de una importante ciudad que adquirió un protagonismo relevante en determinadas etapas de la Antigüedad, sobre todo bajo los primeros momentos de la supremacía de Roma.

Hay que remontarse a los siglos VII y VI a.C. para encontrar los vestigios de lo que fue un asentamiento fenicio próximo a la desembocadura del río Guadarranque, situado en una pequeña elevación del terreno, conocida como Cerro del Prado.

Cuando en el s. IV a.C. los herederos del emporio comercial fenicio, los púnicos de Cartago, hacen acto de presencia en la zona, deciden reubicar este punto, excelentemente bien situado en relación con el control marítimo del Estrecho, algo más hacia la costa, donde las condiciones del terreno permitiesen una mayor ampliación de sus instalaciones y es a ellos a los que debemos la fundación propiamente dicha de la ciudad de Carteia que conserva en su nombre el recuerdo de su origen a través del radical fenicio qart-.

Poco después surge el enfrentamiento entre cartagineses y romanos, las conocidas guerras púnicas que finalizarán con la hegemonía de Roma sobre un vasto territorio que irá configurándose como uno de los grandes hitos en la historia de la Humanidad bajo la época imperial.


Carteia, aunque púnica, no opuso demasiada resistencia a la presencia romana y ésta, una vez calibradas las posibilidades del enclave, apuesta decididamente por la ciudad, construyendo un recinto amurallado de unas 30 hectáreas de superficie y dotándola de los edificios y servicios necesarios.

Indudablemente se trata de una ciudad en la que el mestizaje entre elementos feno-púnicos, turdetanos y romanos es notorio. Y será esta población medio romana la que demande al Senado una solución en relación a legalizar su situación ya que Roma no reconoce matrimonios mixtos ni los hijos habidos de ellos. Así, en el año 171 a.C., Carteia recibe un auténtico espaldarazo como ciudad elegida por Roma concediéndole el título de Colonia Libertinorum Carteia, convirtiéndose en la primera colonia latina fuera de Italia.