La palabra “polis” se usaba para denominar a las ciudades estado de la antigua Grecia., y que se desarrollaron hasta la ocupación romana.
Con este término se denominaba a la ciudad en sí y a todo el territorio de alrededor que controlaba. Las polis griegas eran ciudades-estado totalmente independientes entre sí, y se caracterizaban por una forma de gobierno autárquica.
Tenían un tamaño que podía variar y generalmente tenían poca extensión. El centro de la ciudad lo constituía una ciudadela que ocupaba el punto más alto, y allí eran guardadas las armas y se construían los templos más importantes. Esta parte de la ciudad se denominaba acrópolis.
Pero ahí no es donde vivían los griegos, ya que estos vivían en el “asta”, que rodeaba la acrópolis, y era donde se ubicaba también el “ágora”, que era una especie de mercado.
El “ágora” era lo que verdaderamente constituía el centro de la polis, ya que allí tenía lugar la vida política de la polis, y era un lugar donde hacer un intercambio tanto de mercancías como de ideas.
Las polis mantenían cada una su unidad política, económica y social, pero compartían todas una lengua y una religión común para todas.
Las polis mantenían cada una su unidad política, económica y social, pero compartían todas una lengua y una religión común para todas.
Las ciudades crecían bajo un plano de tipo cuadrangular o hipodámico. Todas las calles deberían tener la misma anchura y deberían seguirse algunos criterios para la organización de los oficios.
Son frecuentes los edificios públicos, que tienen funciones colectivas. Ejemplo de estos tipos de edificio son los templos.
La casa griega está organizada alrededor de un patio central, pero no eran de muy buena calidad.
La ciudad romana por excelencia es Roma, que llegó a alcanzar casi el millón de habitantes durante el Imperio, pero gran parte de la expansión geográfica y en el tiempo del Imperio Romano es debido a la construcción de una gran red de ciudades (Civitas) interconectadas entre ellas que formaban la estructura civil y social del Imperio, permitiendo el comercio entre Roma y los distintos pueblos y sirviendo así de soporte a la romanización de los territorios conquistados.
Las ciudades romanas surgen de los asentamientos romanos. El más antiguo de estos asentamientos fue el Castrum.
Un Castrum era un campo militar romano, el diseño de los Castrum era extremadamente simple, un muro perimetral, rectangular casi cuadrado que envolvía el recinto y que contaba con torres de vigilancia y con puertas en el centro de cada uno de los lados. Estas muro perimetral consistía en dos murallas paralelas de sillería rellenando el espacio medio entre estas con piedras, mortero y hormigón romano. Las murallas tenían una altura y tamaño variable dependiendo de la situación militar del Castrum.
Partiendo de las puertas situadas en el centro de cada lado de las murallas, salían dos calles principales que se cruzaban en ángulo recto en el centro de la ciudad. Estas dos calles eran denominadas el Cardo Maximus y el Decumanus para las calles norte sur y este oeste respectivamente.
Estas calles principales dividían la ciudad en cuatro, que se subdividían a su vez en Insulae (bloques de casas) por medio de otras calles menores en forma de retícula. En el cruce de estas dos calles se ubicaba el foro de la ciudad y el mercado. Las ciudades romanas estaban diseñadas de esta forma para el correcto funcionamiento de los servicios públicos y militares. A pesar de la gran organización de estas ciudades, las calles carecían de nombres y de numeración.
Para su construcción se usaban como materia prima, la piedra, la arcilla, la argamasa y la madera, usando grúas y poleas como maquinaria.
En un principio, aunque las ciudades romanas surgieran de asentamientos romanos amurallados, crecieron como ciudades sin estas murallas que envolvían el asentamiento primitivo ya que el poder militar romano dejaba fuera de peligro a los núcleos urbanos. No fue hasta las invasiones germánicas que las ciudades se amurallaron.
Los Romanos trataron de crear un entorno urbano digno de vivir, por ello una de las construcciones principales de las grandes ciudades romanas fueron los acueductos, por donde se transportaba el agua directamente de los manantiales a cisternas que distribuían el agua a fuentes distribuidas por toda la ciudad, esto posibilitaba el crecimiento de la población. Otra construcción de gran importancia de estas urbes fueron las alcantarillas que daban salida a las aguas residuales fuera de la ciudad, otras obras necesarias para mejorar la vida en la ciudad son las fuentes, los puentes, las termas, los baños, los mercados, el pavimento, etc.
La importancia de la ciudad dependía de la economía y del punto estratégico militar de la misma. Para calcular su importancia económica y cultural se tenía en cuenta la arquitectura de la ciudad, donde podíamos encontrar obras civiles como templos, tanto en el foro como fuera de él, basílicas, teatros, anfiteatros, circos, necrópolis, etc.
Existían varios tipos de ciudad, dependiendo de sus orígenes, cada una tenía sus propios derechos, las ciudades coloniales, que eran fundadas por veteranos y colonos romanos tenían muchos más privilegios que otras como las federadas o las estipendiarias que pagaban tributos a Roma, estas dos últimas eran generalmente indígenas.
Varias de las ciudades actuales muestran aún rasgos de sus modelos originales romanos como la ciudad de Castres en Francia o Florencia en Italia. Los romanos crearon muchas ciudades en España como Barcelona, Zaragoza, Valencia, Mérida, Córdoba y Sevilla.
Ritos Fundacionales:
Para que se estableciera una nueva colonia o ciudad se preparaban una serie de ritos para su fundación. Los Augures, sacerdotes que practicaban la adivinación indagaban la idoneidad del lugar mediante el vuelo, canto o alimentación de determinadas aves, así como examinado las entrañas de animales de las proximidades. Vitrubio, ingeniero de Julio César nos explica en su tratado De Architectura, las razones de estos actos; para la fundación deben examinarse hígados y pulmones de varios animales y, ... si están sanos, buenas serán las aguas y los aires del lugar.
Cuando los actos de los Augures terminaban, se colocaba en lo que sería el centro de la ciudad una arqueta con tierra de la ciudad de origen, de esta manera los colonos de esta nueva ciudad simbolizaban traerse sus dioses con ellos, sobre esta arqueta se edificaría un altar.
Una vez realizado esto se marcaba el perímetro de la ciudad con un arado arrastrado por reses blancas que nunca hubieran llevado anteriormente el yugo. Un macho en su exterior simbolizando la guerra y una hembra por su interior simbolizando el hogar. El surco era inviolable, como así debían ser las murallas que se construirían encima, por lo que saltar encima de él era considerado un sacrilegio. Esta superstición tiene sus principios en la leyenda de la fundación de Roma, cuando Remo saltó sobre el surco de la fundación de la ciudad y Rómulo lo mató a espada para que los dioses permitieran que en el futuro la muralla fuera inviolable.
Para dejar la entrada a la ciudad se levantaba el arado, este acto de llevar levantado el arado se llamaba Portare, que da nombre a la palabra puerta. El recinto fijado era conocido como Pomerium y marcaba el límite sagrado de la ciudad. Servio Tulio, sexto rey de Roma fue el primero en fijar el Pomerium de la ciudad haciéndolo coincidir con los límites marcados por el perímetro realizado por Rómulo.
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